Alfredo Deetjen
Nació en Cabo Haitiano, en 1836. Hijo de un holandés que se estableció en Santiago, Alfredo Deetjen ejerció el comercio en esa ciudad, y en 1842 extendió sus actividades a Puerto Plata, junto a su hermano Carlos. Era, según uno de los cronistas españoles, de baja estatura, de buen color y agradable fisonomía.
Como hombre de concepciones liberales y avanzadas se contó entre los más empeñados promotores de la Revolución del 7 de julio de 1857, contra el segundo gobierno de Báez. Desempeñó algunas funciones públicas, incluso la de diputado.
Bajo la anexión, era regidor del ayuntamiento de Santiago y desde esa posición trabajó con intensidad para organizar el levantamiento patriótico del 24 de febrero de 1863. Lo apresaron después del fracaso de esa acción insurreccional, y se salvó de la ejecución por diligencias en su favor desplegadas personalmente por Santana. No obstante, fue condenado a sufrir presidio en Ceuta, al Norte de África, donde España operaba una de las más temibles cárceles de bandidos.
Deetjen obtuvo su libertad y desde que la Guerra Patria se extendió a Santiago, a partir del 30 de agosto de 1863, formó parte del grupo de políticos e intelectuales que abrazaron la causa nacional. Al formarse el gobierno de la República, fue designado en la Comisión de Hacienda, junto con Pablo Pujol. Firmó el Acta de Independencia del 14 de septiembre de 1863 y seis días más tarde fue enviado a Haití a imprimir ese histórico documento. Hizo el viaje junto con Máximo Grullón, compañero de lucha patriótica y comerciante al igual que él. Cumplió otras altas funciones, como la de la Secretaría de Interior y también la de Relaciones Exteriores. Fue de los enviados por Salcedo en 1864 a parlamentar con los españoles, que desde el 17 de abril habían reconquistado la plaza de Monte Cristi.
Se dice que tuvo sus dudas y vacilaciones acerca de la posibilidad de éxito de la Revolución Restauradora, en el momento crítico en que Monte Cristi fue ocupada por el poderoso cuerpo expedicionario capitaneado por De la Gándara y parecía consolidado el control español en ese punto de la costa Noroeste. Se retiró del gobierno a la caída de Salcedo, y al considerársele sospechoso de deserción, el entonces presidente Gaspar Polanco ordenó que lo pusieran bajo arresto. Poco después fue dejado libre, aunque se le mantuvo bajo vigilancia.
Después de la guerra siguió tomando parte en la vida pública, al lado de los principales hombres de pensamiento nacionalista y concepciones liberales, que terminaron por formar el Partido Azul, acaudillado por el general Gregorio Luperón. En esa militancia se mantuvo monsieur Alfred hasta que exhaló el último suspiro en 1897.