Julián Belisario Curiel
Nativo de Puerto Cabello, Venezuela. Nació el 6 de febrero de 1829 y se estableció en Santiago en 1841. Se casó con Felicita Bernal. Ejerció el comercio y cumplió funciones públicas propias de su condición de abogado. Integrante del grupo de intelectuales nacionalistas y liberales, uno de cuyos principales núcleos se concentraba en la región Norte. Participó en la Revolución del 7 de julio de 1857 y fue miembro del gobierno provisional que surgió de la misma con sede en Santiago. Fue también diputado al congreso que elaboró la Constitución de Moca de 1858. Al caer el gobierno y frustrarse el movimiento, se fue al extranjero de donde retornó en 1859.
Al producirse la anexión, se negó a dar su firma de respaldo a la misma, fue apresado y, según se asegura, se vio forzado a aceptar empleos de las autoridades españolas incluyendo la sindicatura de la ciudad de Santiago. Estuvo envuelto en el movimiento conspirativo de febrero de 1863 en esa ciudad. Fue perseguido y arrestado de nuevo; juzgado y condenado a doce años de destierro, fue favorecido por la amnistía decretada por la Reina, volvió a servir a los españoles e incluso peleó contra los patriotas en el sitio de la fortaleza San Luis, hasta el momento de la evacuación y la retirada hacia Puerto Plata, cuando se pasó definitivamente al campo nacional.
Tuvo a su cargo la Comisión de Guerra en el Gobierno Provisorio, desde el mismo 14 de septiembre hasta el 23 de noviembre de 1863, fecha en que fue designado Gobernador Civil de Santiago. Después de cumplir misiones en la Línea, pasó al campamento de Las Jabillas, donde estaba el puesto de mando del general Gaspar Polanco. Mereció el elogio de Polanco, quien en un parte de fecha 21 de octubre de 1863, pone en alto el valor con que se condujo ese oficial en medio de un combate librado contra los españoles. Curiel, además, formó parte de la comisión enviada por el presidente Pepillo Salcedo a parlamentar con el general español José de la Gándara, en Monte Cristi, en 1864. Ya había sido ascendido de coronel a general y volvió a la Comisión de Guerra, tras la caída de Salcedo y el ascenso al poder de Gaspar Polanco.
Cuando el movimiento encabezado por el general Pedro Antonio Pimentel derrocó a Polanco, en enero de 1865, Curiel fue de los apresados y enjuiciados por la muerte de Salcedo y fue confinado en Matanzas, en la costa Nordeste.
Después de la retirada de los ocupantes, siguió al lado de la causa nacional. Se opuso a Báez y su dictadura de los Seis Años. Volvió de nuevo al exilio; acompañó al general Luperón en la expedición de El Telégrafo. Desembarcó por Barahona, se batió con bravura, cayó en manos del gobierno en Las Matas de Farfán, y junto con otros patriotas, fue fusilado por orden de Báez, en Azua, sostiene el prócer Luperón. Era el año 1869. No se sabe donde descansan sus venerables cenizas, pero tienen el panteón de la gratitud de sus amigos y de la gloria nacional, que ningún tirano podrá destruir jamás…