Tomás Bobadilla
Capitaleño, nació en el 1830. Hijo del reconocido hombre público, intelectual y burócrata Tomás Bobadilla y Briones, primer presidente de la Junta Central Gubernativa instalada desde los primeros días de proclamada la Independencia Nacional en febrero de 1844. Reconocido históricamente por su militancia conservadora y su vocación vitalicia a servir a potencias extranjeras. Bobadilla hijo era militar desde los tiempos de las campañas contra las invasiones haitianas.
En 1861, al imponerse la anexión, era Comandante de Armas en la sureña población de Barahona y se negó a aceptar el cambio de bandera en su jurisdicción. El coronel Ángel Félix, que era el jefe militar y luego sería un meritorio oficial y mártir de la Restauración, atacó a Barahona, desalojó a Bobadilla hijo que, a poco andar cambió de parecer, aceptó el hecho cumplido y se puso al lado de los ocupantes. Bobadilla hijo hasta llegó a recibir la Cruz de Comendador de Isabel la Católica, por los servicios rendidos a la corona española, después de haber tomado parte muy activa en la represión del levantamiento capitaneado por Cayetano Velásquez, el 2 de febrero de 1863, en Neyba. Cuando la guerra de liberación se extendió al Sur, Bobadilla hijo enfrentó de nuevo a los patriotas. Fue colaborador cercano del españolizado general Eusebio Puello. Peleó contra el general Cabral en la crucial batalla de La Canela, el 5 de diciembre de 1864 y cuando la guerra entraba ya en su fase final y la derrota de los colonialistas era visible, entonces, mientras los españoles, derrotados se replegaban del Sur para concentrarse presurosamente tras las viejas murallas de Santo Domingo, el coronel Bobadilla hijo se pasó con armas y bagajes a las filas de los nacionales. Se hizo cercano colaborador del general José María Cabral y con éste entró triunfante a la Capital el 11 de julio de 1865. Fue designado Gobernador de esta importante plaza.
Siguió actuando en la vida política, se mantuvo al lado de los azules y por su oposición a la dictadura antinacional de los Seis Años, sufrió el destierro. Fijó su residencia en Jacmel, territorio haitiano, allí ejercía el comercio y, según su biógrafo, el historiador puertoplateño don Rufino Martínez, en el año 1872, en medio de una aguda crisis económica y cercado por las deudas, puso fin a su vida apelando al recurso extraviado del suicidio.