Gregorio De Lora
Soldado de las campañas contra Haití. Héroe de la batalla de Jácuba y merecedor de menciones honrosas por el valor y la capacidad demostrada en la célebre batalla de Sabana Larga, librada el 24 de enero de 1856.
Puertoplateño, nacido en 1815. General de brigada y jefe de un regimiento de su pueblo cuando fue proclamada la anexión en 1861. Los españoles lo mantuvieron como comandante de la plaza, pero al producirse el levantamiento dirigido por Juan Nouesí, del 27 de agosto de 1863, De Lora fue enviado a reprimirlo y sofocarlo. Los patriotas lo invitaron a unirse al movimiento, De Lora aceptó y fue reconocido en el acto como jefe de las columnas restauradoras en Puerto Plata.
Los españoles, rodeados en la fortaleza San Felipe, estaban bajo el asedio amenazador de los patriotas cuando llegaron los refuerzos de Cuba y Puerto Rico en la noche del mismo 27 de agosto y en base a su superioridad material, desalojaron a los nacionales de la zona urbana y los obligaron a replegarse a los campos.
La resistencia en Puerto Plata quedó al mando de Nouesí, mientras De Lora marchó a Santiago, donde se libraba la batalla por el control de la ciudad. Llegó por la ruta de Jamao, se integró a la lucha y en los instantes decisivos de la dura jornada del 6 de septiembre de 1863 avanzó con sus hombres por la calle general Valverde, hoy San Luis, a la toma de una trinchera del enemigo. Se peleaba con mortal intensidad. Las descargas de fusilería y de cañón se hacían a quemarropa, y los sitiados rechazaban a los asaltantes con las puntas de las bayonetas y con chorros de metralla, narra Luperón.
De Lora avanzó heroicamente y con su proverbial intrepidez, cuando cayó herido a dos pasos de la trinchera y no pudo seguir peleando. A su lado murieron treinta oficiales de Puerto Plata, y antes de hacerse cargo de los sobrevivientes de la columna que quedaban sin su jefe, el propio Luperón ordenó el traslado del herido al cantón de Los Chachaces. De ahí, lo mudaron a Moca, donde el esforzado guerrero contrajo tétano y a causa de ello murió. Fue uno de los cuatro generales caídos en el curso de la Guerra de Restauración. Los tres restantes fueron Antonio Caba, en el combate de la sabana de San Pedro; Santiago Mota, en la localidad oriental de Pulgarín; y Benito Martínez, en el asalto a las trincheras españolas en Puerto Plata.