El Significado del Juego para los Niños
Varios estudios realizados en los años setenta y ochenta muestran que el juego infantil sigue un curso regular de desarrollo estrechamente relacionado con el desarrollo intelectual, social y afectivo. Se ha confirmado también que el juego en la primera infancia es la principal vía para el aprendizaje y el desarrollo de la personalidad. Ya a mediados del siglo xix sabía Froebel que esto era así cuando creó el jardín de infancia, aunque carecía de resultados de investigación para probarlo. Froebel afirmó que el juego y las ramificaciones del mismo son la fuente de todo lo bueno; que un niño que juega con entusiasmo y tranquilidad hasta estar físicamente cansando, se convertirá sin duda alguna en un adulto tranquilo, capaz y perseverante que, a través de su actividad, fomentará el bienestar propio y ajeno. No siempre es fácil definir el juego. Su ver-dadera naturaleza es tal que no puede restringirse fácilmente a una definición única y homogénea. Sin embargo, el juego tiene una serie de rasgos característicos que lo distinguen de otras clases de actividad. El juego es algo de lo que se disfruta y que satisface. Implica libertad y creatividad, compromiso e iniciativa. Los rasgos característicos del juego son de especial importancia de muchas maneras para la educación de los lactantes, los niños deficientes y los desfavorecidos en la primera infancia. El juego es una actividad que es satisfactoria en sí misma, es decir, que se realiza por el placer que produce. En otras palabras, durante el juego lo más importante es el proceso y no el producto. Ello hace que el juego sea especialmente adecuado para trabajar con niños deficientes que a menudo han conocido el fracaso porque las exigencias de éxito y de "producto" han sido demasiado grandes y demasiado apremiantes. Si los niños participan en el juego, se atreverán a intentarlo de nuevo, a tomar la iniciativa y ser activos. Cuando sólo es un juego, no importa tanto que el resultado no sea un éxito completo. El niño se atreve a correr el riesgo de fracasar. Piaget [1959] ha mostrado cómo los niños adquieren experiencia a través del juego, compren-den las relaciones de causalidad, desarrollan la percepción y asimilan conceptos. Los niños necesitan jugar para aprender. Por lo tanto, es de la mayor importancia que los adultos se cercioren de que los niños deficientes gozan de las mismas oportunidades de juego que las que los otros niños normalmente obtienen por sí mismos. El juego no sólo proporciona una formación intelectual a los niños. A menudo también les ayuda a resolver sus problemas afectivos y sociales. En el juego y en la imaginación, todo es posible. Además, de ese modo y de una forma no peligrosa, un niño puede manifestar emociones que fuera del juego serían inaceptables, como la agresividad, los celos y el miedo. El juego también ayuda a prevenir la ansiedad porque los niños, a través de él, pueden aprender a aceptar las experiencias difíciles y dolorosas con que se pueden encontrar en su vida cotidiana. Las aptitudes básicas se adquieren más fácil-mente a través del juego que mediante el aprendizaje tradicional. Evidentemente, los límites entre el juego y el aprendizaje son algo difusos, como entre el juego y el trabajo. Pero una característica del juego es que es voluntario y que la misma actividad se repite una y otra vez, con diversas variaciones. Este es exactamente el proceso necesario para adquirir destrezas, ya sea para aprender a montar en bicicleta o para aprender a leer. Cuando esto se realiza a través del juego, todo es "un juego" y el niño se entrega a ello con entusiasmo. No es menos importante el aprendizaje social que se produce a través del juego. Parece como si los niños y jóvenes de hoy encontraran cada vez más difícil adaptarse a las normas y criterios generales. La mayoría de los niños que necesitan ayuda son los que tienen problemas sociales y/o afectivos. En el juego social, los niños aceptan gustosamente las reglas del juego. La interferencia entre libertad y límites estructurales es característica del juego, porque la naturaleza del juego es libertad por un lado y reglas inherentes y estructura por otro. Cuando se elimina la libertad, ya no hay juego. Pero al mismo tiempo, si las reglas y la estructura desaparecen, el juego se desintegra. Los niños que, en otras circunstancias, encuentran difícil seguir las reglas y las normas aprenderán, al jugar con otros niños de su misma edad, a aceptar leyes comunes. El problema consiste a menudo en conseguir que los niños que necesitan una ayuda y una apoyo especiales se entreguen al juego. No se puede obligar a jugar a un niño, porque juego significa libertad. Pero se le puede invitar a jugar y estimularlo. Es importante tener presente que los niños funcionalmente deficientes son ante todo niños normales con las mismas necesidades que otros niños, pero con problemas especiales que hacen necesario que se les ayude a empezar el juego en el que los otros niños se expresan espontánea y naturalmente. La actividad lúdica del niño corresponde más a su etapa de desarrollo que a su edad cronológica. En los niños deficientes, el proceso de desarrollo del juego se produce de la misma forma que en los otros niños, pero el contenido real del juego y la forma de jugar pueden ser diferentes, según el tipo y grado de deficiencia y la personalidad del niño. El contenido del juego y los objetos usados en él variarán, además, de acuerdo con la cultura a la que pertenece el niño. Mientras que los niños de países occidentales jugarán a hacer como si comieran con una cuchara, el juego equivalente de niños asiáticos será hacer como si comieran con palillos. El juego evoluciona más lentamente en los niños deficientes que en otros niños, y sigue su nivel de desarrollo mental y social. Esta actividad y su evolución puede ser estimulada e influenciada a través de un entorno adecuado y de la influencia de profesores y padres. También son importantes los compañeros de juego. Hay muchísimas posibilidades en lo que se refiere al desarrollo del juego y a la conducta social entre los niños deficientes. El juego se puede utilizar tanto para observar, es decir, para averiguar el nivel de funciona-miento y las habilidades del niño, como para potenciar su aprendizaje y desarrollo. La observación y la estimulación a través del juego son dos aspectos de la misma cuestión.
Tomado de:
- Perspectivas, vol. XVI, n." 4, 1986 5i8 Liv Vedeler