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La Arquidiócesis de Santo Domingo, con una extensión territorial de 8,007 kilómetros cuadrados y una población aproximada de 2,310,884 millones de habitantes según el censo del 1981 y teniendo una cantidad de 2,186,096 de católicos, carecía de una Universidad Católica propia, preparada para satisfacer adecuadamente las necesidades intelectuales y espirituales de sus fieles. Desde que se iniciaron las obras de restauración del Convento de los Dominicos por el año 1976, nació en el corazón y en la mente de Su Eminencia Octavio Antonio, Cardenal Beras Rojas, entonces Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, la idea de que el mismo volviese a ser un foro de luz para evangelizar la cultura.
A mediados del mes de Agosto de 1982, el Dr. Cesar Iván Féris y el Dr. Andrés Dauhajre visitaron al Cardenal Beras Rojas, exarzobispo de Santo Domingo, para preguntarle si aún acariciaba la idea de que en el Convento de los Dominicos, donde nació la primera universidad de América, se instalase una casa de estudios para iluminar el pensamiento y la cultura. El Cardenal Beras dijo que era uno de sus sueños no realizados o iniciados durante su ejercicio pastoral como Arzobispo de la Arquidiócesis de Santo Domingo, por lo que le agradaría inmensamente su realización y que el mismo fuera respaldado por el Movimiento de Cursillos de Cristiandad.
En el mes de Septiembre de 1982, Fray Vicente Rubio, César Iván Féris y Andrés Dauhajre se reunieron con Mons. Nicolás de Jesús López Rodríguez, Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo y le informaron sobre sus conversaciones con el Cardenal y que estaban dispuestos a constituir un núcleo gestor para promover la idea y hacerla realidad. Mons. López Rodríguez respondió: "Nunca me he opuesto a una buena iniciativa. Considero que es un magnífico proyecto instalar una Casa de Estudios donde nació la primera universidad de América y cuna de la civilización del Nuevo Mundo. Acepto la idea y la bendigo". Con el apoyo y la bendición de la Jerarquía, Fray Vicente Rubio, César Iván Féris y Andrés Dauhajre iniciaron, a partir de ese momento, reuniones semanales, el domingo en la noche y en la residencia de César Iván, constituyéndose el Comité Gestor de la Fundación Universitaria Católica que patrocinaría la Universidad Católica Santo Domingo.
Los integrantes del comité fueron los sacerdotes Vicente Rubio, Miguel Angel Santona y Milton Rué y los laicos Cesar Iván Féris, Andrés Dauhajre, Salvador Iglesias y Vilma Benzo de Ferrer. Se celebraron otras reuniones ampliados en las casas del ingeniero Celso Pérez y de Doña Leonor Elmúdesi de Asilis en las que se unieron los integrantes de la Fundación Universitaria Católica y del Patronato de apoyo a la misma. Conviene señalar la feliz coincidencia que todos los integrantes de ese primer núcleo o Comité Gestor eran cursillistos de cristiandad, coincidencia que más tarde, el 8 de Diciembre de 1982, DIA DE LA INMACULADA CONCEPCION, destacara el Cardenal Beras durante la Asamblea Constitutiva de la Fundación Universitaria Católica y del Patronato de Apoyo. Al referirse a este hecho Su Eminencia el Cardenal Beras pidió un reconocimiento especial al Movimiento de Cursillos de Cristiandad por este nuevo aporte a la evangelización y pidió al Director del Movimiento, doctor Andrés Dauhajre, que siempre sostuvieran y respaldaron a la Fundación y a la futura Universidad Católica Santo Domingo que nacían al pie de la Virgen Inmaculada y a cuya protección y amparo ponía.
El 8 de Diciembre de 1982 día de la Inmaculada Concepción, se dieron cita en el Convento de los Dominicos un nutrido grupo de sacerdotes y seglares, hombres y mujeres de iglesia, encabezados por el Cardenal Beras, el Arzobispo López y Monseñor Príamo Tejeda para dejar constituidas la Fundación Universitaria Católica y el Patronato de Apoyo con el objetivo de patrocinar una Universidad Católica en el seno de la más antigua ciudad del Nuevo Mundo, cuna de la evangelización y de la cultura del Continente de la Esperanza.
Desde ese momento, los acontecimientos se suceden así:
El 29 de Agosto de 1983, con un grupo de 65 estudiantes comienzan las clases en el Convento de los Dominicos, cuna de la primera universidad de América. El 8 de Junio de 1984, la Universidad Católica es aprobada y reconocida por el Poder Ejecutivo mediante Decreto 2048. Hoy la Universidad cuenta con más de 5,000 alumnos y 250 profesores al servicio de la comunidad.
Contenido
Fundacion Universitaria Catolíca
- Ing. Carlos Morales Troncoso - Primer Vicepresidente
- Lic. Alfonso Aguayo - Segundo Vicepresidente
- Lic. Román Ramos Uría - Tercer Vicepresidente
- Lic. Allan Ramos - Secretario
- Lic. Luís García Dubus - Vicesecretario
- Sr. Don Antonio Najri - Tesorero
- Dr. Juan J. Gassó Pereyra - Vicetesorero
- P. Ramón Alonso - Primer Vocal (Rector de la UCSD)
- Lic. Alexandra Izquierdo - Segundo Vocal
- Lic. Luís E. Beltré - Tercer Vocal
Identidad Misión y Filosofía
La Universidad Católica Santo Domingo (UCSD), en cuanto universidad, es una comunidad académica que, de modo riguroso y crítico, contribuye a la tutela y desarrollo de la dignidad humana y de la herencia cultural mediante la investigación, la enseñanza y los diversos servicios ofrecidos a las comunidades locales, nacionales e internacionales. Ella goza de aquella autonomía institucional que es necesaria para cumplir sus funciones eficazmente y garantiza a sus miembros la libertad académica, salvaguardando los derechos de la persona y de la comunidad dentro de las exigencias de la verdad y del bien común. El carácter propio de la vida universitaria es la ardiente búsqueda de la verdad y su transmisión desinteresada a los jóvenes y a todos aquellos que aprenden a razonar con rigor, para obrar con rectitud y para servir mejor a la sociedad.
La Universidad Católica Santo Domingo comparte con las demás universidades del gozo de buscar la verdad, de descubrirla y de comunicarla en todos los campos del conocimiento. En la universidad, los jóvenes se capacitan para abrirse progresivamente a la realidad y formarse una determinada concepción de la vida. Así configurada, la universidad supone no solamente una elección de valores culturales, sino también una elección de valores de vida que deben estar presentes de manera operante. Por eso, la Universidad Católica Santo Domingo procura que sus profesores y funcionarios se destaquen, no sólo por su idoneidad científica y pedagógica, sino también por la rectitud de su doctrina e integridad de vida.
El fin de la Universidad
La Universidad Católica Santo Domingo busca contribuir al incremento de la cultura superior y a una promoción más plena de la persona humana mediante la ardiente búsqueda de la verdad y su transmisión desinteresada a los jóvenes y a todos aquellos que aprenden a razonar con rigor, para obrar con rectitud y para servir mejor a la sociedad, de manera que lleguen a ser hombres y mujeres insignes por el saber, preparados para desempeñar funciones de responsabilidad en la sociedad y para testificar su fe ante el mundo.
Como forma de contribuir al desarrollo de la personalidad cristiana y al avance social, económico, cultural y político de la sociedad dominicana, la Universidad Católica Santo Domingo se propone alcanzar los siguientes objetivos:
- Impulsar una formación académica, profesional y científica de alta proyección comunitaria acorde a la vocación y aptitudes personales de los miembros de la comunidad universitaria.
- Promover, por todos los medios adecuados, el progreso de las ciencias, contribuir al perfeccionamiento de sus métodos, ampliar el ámbito de sus conocimientos, formar docentes competentes, multiplicar el número y la calidad de las vocaciones intelectuales y estimular la intensificación de la cultura bajo el signo y la unidad integradora de los valores evangélicos.
- Formar profesionales católicos en las áreas requeridas para el desarrollo integral de la sociedad dominicana.
- Desarrollar programas tendentes a la solución de los problemas sociales que afronta el país, ofreciendo a los estudiantes una formación social que los proyecte hacia las clases más necesitadas, con fines de mutuo conocimiento, servicio y promoción humana.
- Elevar los niveles culturales de nuestra sociedad, enmarcándolos dentro de los principios cristianos.
- Difundir los ideales cristianos de paz, de solidaridad, de progreso, de justicia social y de respeto a los derechos del hombre, a fin de contribuir a la formación de una conciencia colectiva sustentada en esos valores.
- Contribuir al desarrollo de la identidad nacional.
La UCSD en cuanto Católica
El proyecto educativo de la Universidad Católica Santo Domingo se define por su referencia explícita al Evangelio de Jesucristo, con el intento de arraigarlo en la conciencia y en la vida de los jóvenes, teniendo en cuenta los condicionamientos culturales de hoy. Desde esta óptica, la finalidad de nuestra Universidad Católica Santo Domingo es lograr una presencia, por así decirlo, pública, continua y universal del pensamiento cristiano, en el esfuerzo tendiente a promover la cultura superior y formar profesionales y ciudadanos capaces de testimoniar su fe ante el mundo.
Puesto que el objetivo de una universidad católica es garantizar de forma institucional una presencia cristiana en el mundo universitario frente a los grandes problemas de la sociedad y de la cultura, ella debe poseer, en cuanto católica, las características esenciales siguientes:
- Una inspiración cristiana por parte, no sólo de cada miembro, sino también de la comunidad universitaria como tal.
- Una reflexión continua a la luz de la fe católica, sobre el tesoro del saber humano, al que trata de ofrecer una contribución con las propias investigaciones.
- La fidelidad al mensaje cristiano tal como es presentado por la Iglesia.
- El esfuerzo institucional al servicio del pueblo, de Dios y de la familia humana en su itinerario hacia aquel objetivo trascendente que da sentido a la vida.
Conciencia Crítica
La Universidad es un lugar de formación integral mediante la asimilación sistemática y crítica de la cultura. Se postula la necesidad de formar al joven enseñándole a pensar y a reflexionar, inculcándole hábitos de rigor, ayudándole a conquistar una actitud crítica. Se postula la necesidad de formar una conciencia crítica. La actitud crítica permite el análisis objetivo de la realidad. Referida a la cuestión social, la conciencia crítica significa actitud reflexiva y responsable ante los problemas de la colectividad. Sin profundidad de reflexión científica, filosófica y teológica, se cae peligrosamente en la superficialidad como situación normal.
Investigación y Enseñanza
Los fines de la Universidad se han de procurar tanto por la investigación como por la docencia. Por ser la Universidad hogar de vida intelectual, centro de estudios superiores, la investigación es esencial en ella. Tanto la que, en cierto sentido, tiene su fin en sí misma, como la que debe integrar la docencia. La docencia no es mera transmisión de conocimientos, sino la acción del maestro que, en posesión de cierto saber, coadyuva para que el alumno, mediante su propia actividad, llegue él también a poseerlo. La docencia deberá iniciar práctica y naturalmente al estudiante en esa forma de actividad intelectual.
La Universidad Católica Santo Domingo debe pensarse como una unidad viva de organismos dedicados a la investigación de la verdad, de toda la verdad acerca de la naturaleza, del hombre y de Dios, con los métodos propios de cada disciplina académica, estableciendo después un diálogo entre las diversas disciplinas (interdisciplinariedad) para promover una síntesis superior del saber. Más aún: guiados por las aportaciones de la filosofía y de la teología, investigadores, docentes y estudiantes, se esforzarán constantemente en determinar el lugar correspondiente y el sentido de cada una de las diversas disciplinas en el marco de una visión de la persona humana y del mundo iluminada por el Evangelio.
En su esfuerzo por ofrecer una respuesta a los complejos problemas que atañen a tantos aspectos de la vida humana y de la sociedad, la Universidad insistirá en la cooperación entre las diversas disciplinas académicas, las cuales ofrecen su propia contribución específica a la búsqueda de soluciones. El mejor medio para una excelente enseñanza es la investigación. La cultura debe orientarse a la íntegra perfección de la persona humana, al bien de la comunidad y de la sociedad entera. La cultura, por tener su origen inmediato en la índole racional y social del hombre, requiere constantemente una justa libertad para desarrollarse y una legítima facultad de obrar, según su derecho y sus propios principios.
Comunidad Universitaria
La Universidad existe por el alumno, por la ciencia y por el servicio a la comunidad. De no existir por el primero, mas sí por el segundo y lo tercero, sería otro tipo de institución carente de las especificaciones universitarias. Como comunidad católica formada por las autoridades universitarias los profesores y los estudiantes, la Universidad está abierta a todas las personas, sin tomar en cuenta su ideología, raza, creencias políticas y credos religiosos; se fundamentará en el respeto y defensa de la dignidad humana. El Concilio Vaticano II recomienda que se promuevan universidades católicas y que su acceso esté abierto con facilidad a los alumnos de mayores esperanzas, aunque sean de escasos recursos económicos.