Municipio Salvaleón de Higüey

De Enciclopedia Dominicana SOS
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Salvaleón de Higüey o, simplemente, Higüey, es una ciudad de la República Dominicana, capital de la provincia de La Altagracia.

Higüey es también la denominación de un cacicazgo del Este de la Isla. Esta región conserva el nombre que se da también a su ciudad principal provincia la Altagracia. Es una de las provincias con más desarrollo económico registrado de este país ya que es la Capital del Turismo Dominicano y capital de La Provincia La Altagracia, denominada también Capital de La Ganadería. Esta ciudad consta actualmente con más de 150.000 habitantes (2006). La ciudad subsiste principalmente gracias al turismo, estando muchos habitantes ocupados en los complejos hoteleros de Punta Cana a pocos kilómetros, o en el comercio de productos turísticos.

En la ciudad se ubica la Catedral o Basílica de Nuestra Señora de la Altagracia.

Según algunos autores GUEY o HUIOU es el sol en taíno. Entre varias tribus suramericanas también es sol, luz, día. Puede ser una simple coincidencia pero es de notar que Higüey se encuentra en el extremo oriental de la isla, es decir, en la región que primero recibe los rayos del sol. De ahí el nombre de Higüey podría significar tierra donde nace el sol.

Historia

Para 1503, Juan de Esquivel conquistó este cacicazgo y fundó una fortaleza la cual convirtió en 1506 por orden de Ovando en una villa, llamándola Salvaleón de Higüey.

Más tarde, por Privilegio Real despachado desde Sevilla el 7 de diciembre de 1508 se le concedió a esta villa el Escudo de Armas. Durante el período colonial español, Higüey permaneció como Parroquia del partido del Seibo. Luego en 1801, debido a la división territorial llevada a cabo por Toussaint-Louverture durante su dominio de la parte española de la isla, pasó a ser un distrito del departamento del Ozama.

Después del período de la Reconquista, en 1809, cuando España obtuvo de nuevo el dominio de la parte oriental, Higüey volvió a ser Parroquia del partido del Seibo hasta 1821. Luego para 1822, año en que se produjo la ocupación haitiana bajo el mando de Boyer, volvió a ser del Departamento del Ozama. Y al proclamarse la República en el 1844, la Junta Central Gubernativa la designó común del Departamento del Seibo.

Un año después, por medio de la Ley de Administración Provincial No.40, del 9 de Junio del 1845, quedó convertida en común de la provincia del Seibo, condición ésta que conservó hasta 1861 en que por resolución de la capitanía General del Gobierno Español Anexionista se le erigió en Tenencia del Gobierno Político y Militar del Seibo. Pero, al ser restaurada la República volvió a adquirir su condición de común de la provincia del Seibo por el Decreto No.860 del 12 de Agosto del 1865.

Actualmente es la común cabecera de la Provincia de la Altagracia.

Basílica de Nuestra Señora de la Altagracia

En esta provincia se encuentra el Santuario de la Milagrosa Virgen de la Altagracia, Patrona del Pueblo Dominicano.

Este es el primer santuario de América y en él se aglutina el 21 de enero de todos los años millares de dominicanos para rendirle culto a la Virgen de la Altagracia.

Actualmente el cuadro venerado de la milagrosa imagen está expuesto en la Basílica que se construyó para honrarla frente al antiguo Santuario y unido a él por una gran avenida, moderna y bien iluminada.

Del cronista Can. Lic. Luis Jerónimo de Alcocer, natural de esta isla y quien lo escribió en el año de 1650 tomamos un testimonio de gran interés en un documento que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid:

Dice textualmente: La imagen milagrosa de Nuestra Señora de la Altagracia está en la villa de Higüey, como treinta lenguas de esta ciudad de Santo Domingo; son innumerables las misericordias que Dios Nuestro Señor ha obrada y cada día obra con los que se encomiendan a esta santa imagen; consta que la trajeron a esta isla dos hidalgos naturales de Placencia, en Extremadura, nombrados Alonso y Antonio, de Trejo que fueron de los primeros pobladores de esta isla, personas nobles como consta de una cédula del rey, en que encomienda al gobernador de esta isla que los acomode y aproveche en ella, y habiendo experimentado algunos milagros que había hecho con ellos la pusieron para mayor veneración en la iglesia parroquial de Higüey, adonde eran vecinos y tenían haciendas.

Parece que no quiere Dios Nuestro Señor que salga de aquella villa, porque a los principios enviaron por ella el Arzobispo y Cabildo de la Catedral y se desapareció de un arca donde la traían cerrada con veneración y cuidado y al mismo tiempo en su iglesia de Higüey donde solía estar; está pintada en un lienzo muy delgado, de media vara de largo y la pintura es del Nacimiento y está Nuestra Señora con el Niño Jesús delante y San José a sus espaldas. Y con tener tanto tiempo tiene muy vivas los colores y la pintura como fresca; van en romería a esta santa imagen de Nuestra Señora de la Altagracia de toda esta isla y de las partes de las Indias que están más cerca y cada día se ven muchos milagros que por ser tantos ya no se averiguan ni escriben; Algunos en señal de agradecimiento los hacen pintar en las paredes y otras partes de la iglesia, y con ser los menos ya no hay lugar para más. Son muchas las limosnas que se hacen a esta Santa Iglesia, y así está bien proveída de ornamentos y tiene muchas lámparas de plata delante de su santa imagen.

La parroquia fue erigida por decreto del primer obispo de Santo Domingo, Fray García de Padilla el 12 de Mayo de 1512. Siendo ya parroquia por esta fecha hay que pensar que el culto de la Virgen Santísima, bajo cualquier advocación, comenzó ya en esos días, lo que unido a la vencidad de los hermanos Trejo por aquellos años hace pensar que el culto a Nuestra Señora de la Altagracia, con carácter popular, no está muy distante de aquellos primeros tiempos.

Señala Monseñor Juan Félix Pepén, primer Obispo de Higüey, que la construcción del templo que sustituyó a la vieja ermita techada de paja, donde tuvo su primer asiento el culto a Nuestra Señora de la Altagracia “Se debió principalmente al Canónigo Alonso de Peña, quien aportó para ello sus propios recursos económicos y la dirección de los trabajos, y al Mayordomo del Santuario, don Simón de Bolívar, quinto abuelo del Libertador de América del Sur quien gestionó la ayuda necesaria para su terminación. La obra de fábrica comenzó entre los años 1567 y 1569, y terminó en 1572 cuando el templo fue consagrado por el Arzobispo Fray Andrés de Carvajal.

Para la época de la aparición del milagroso cuadro de la Virgen la población de Higüey contaba con unos 300 habitantes; en días laborables se mantenía casi desierta; hombres y mujeres laboraban la tierra en los campos aledaños. El santuario es el único centro que consigue agruparlos dándole una conciencia de comunidad social.

El Santuario de Higüey

La histórica villa de Salvaleón de Higüey, fundada hacia el año 1505 por Juan de Esquivel, conquistador de Jamaica, blasonada con escudo real por orden del Rey de España, fue el primer santuario de María en América. El actual templo de mampostería se comenzó a edificar a mediados del siglo XVI por el Can. Don Alonso de Peña y el Mayordomo Don Simón Bolívar, quinto abuelo del Libertador de América del Sur. Esta sólida construcción que ha resistido inconmovible como una roca a todas las inclemencias del tiempo, tiene una sola nave, sobria, con techo en forma abovedada, que sostienen cinco arcos, de elegante sencillez y robustez. La cúpula forma una media naranja completa y una concha cobija el sitio que ocupa el altar mayor. Una estrella formada de piedra es la decoración de la cúpula; en los arcos lucen incrustados en serie hermosos rosetones. El altar mayor, en cuyo centro se destaca el nicho de plata que guarda el Santo Retablo, es obra de arte del siglo XVI, magnifica, ejecutada en rica caoba tallada a mano. La mesa del saltar luce un artístico frontal de plata, metal que cubre también las gradas y el Sagrario.

La parte exterior del templo es sencilla, así como la torre o campanario, de escasa elevación, que guarda sonoras campanas donadas por el piadoso caballero don Joaquín Alfáu en el año de 1864, quien también obsequió el pavimento de mármol del templo en el año de 1876.

El Santuario atesora valiosísimas prendas de valor histórico, que son objeto siempre de la curiosidad de los visitantes; entre otras se encuentran principalmente: el marco de oro y plata de la Virgen, con incrustaciones de piedras preciosas, destacándose en él la rica esmeralda rodeada de brillantes, que su Santidad Pío X regaló a nuestro bien recordado Arzobispo Adolfo Alejandro Nouel en ocasión de su elección como Presidente de la República, y que ese ilustre prelado donó a la Virgen de la Altagracia como segura prenda de su amor y acendrada devoción; una gigantesca y artística custodia de oro de la era colonial; un elegante trono de planta con incrustaciones y campanillas de oro del año 1811 para sacar la procesión del Sagrado Cuadro de la Virgen; un vistoso guión de plata obsequio del Presidente de la Real Audiencia de Santo Domingo en el año de 1737; Igualmente, de oro y plata una porta viático; un crucifijo, dos cálices y copones, seis varas del palio, cruz y ciriales parroquiales, candelabros y floreros, y otros objetos del culto de plata antigua.

Hoy la joya de mayor valor histórico, religioso, espiritual y material con que cuenta el santuario, es la hermosa corona de oro y piedras preciosas, rematada en una cruz de diamantes que sostienen dos ángeles de oro macizo, de siete filos de peso, que fue confeccionada con el oro y alhajas donados por el Pueblo Dominicano para su Canónica y Pontificia Coronación, celebrada sobre el Altar de la Patria el 15 de Agosto del año 1922.

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