Diferencia entre revisiones de «Rafael Augusto Sánchez Sanlley (Papito)»

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Asesinado un 2 de junio de 1961

Rafael Augusto Sánchez Sanlley (Papito), víctima de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, asesinado y su cuerpo desaparecido dos días después del tiranicidio. Nació en San Pedro de Macorís, el 26 de Julio de 1922.

Historia

Cuarto hijo y primer varón de la prominente familia formada por el destacado jurista Rafael Augusto Sánchez Ravelo, historiador y sobresaliente intelectual y Rafaela Sanlley Guerrero. Hermano de 3 mujeres: Virginia, Nora y Eulalia y 3 hombres: Augusto Luis, Roberto Augusto y Guillermo Augusto. También hermano de Ángela Augusta Sánchez Barón. Es recordado por su familia como niño inquieto, amoroso y alegre.

Su infancia transcurre en un ambiente donde los principios y valores patrios formaban parte importante en la educación familiar.

En 1935, cuando transcurría la adolescencia de Papito, su primo y hermano de crianza, Rafael Ramón Ellis Sánchez (Pupito), se involucra, junto a un grupo de patriotas, en el primer complot para eliminar a Trujillo. Su padre, Rafael Augusto Sánchez Ravelo, quien a pesar de no aceptar en varias ocasiones las ofertas del dictador para ocupar la cartera de Relaciones exteriores, posición desempeñada con anterioridad en el gobierno de Horacio Vázquez, tuvo que ceder a las presiones del tirano, para preservar la seguridad familiar y la vida de su sobrino, quien viviera desde su infancia bajo su tutela. Como chantaje político, al Licenciado Sánchez Ravelo se le requirió en la Fortaleza Ozama, para Trujillo entregarle personalmente a su sobrino y hacerle responsable de todo lo que este pudiera urdir en el futuro. Pupito se encontraba en este momento en condiciones deplorables por las torturas recibidas. Nueva vez, al Lic. Sanchez, se le ofrece la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores la que, esta vez, no pudo declinar.

Argucias similares utilizaba el dictador para lograr “adhesiones” de personas de renombre.

Después de concluidos sus estudios secundarios, Rafael Augusto Sanchez Sanlley, inicia su carrera de Derecho en la Universidad de Santo Domingo, obteniendo el título de abogado en el año 1946 e integrándose profesionalmente al bufete de su padre.

Cursando el tercer año de la carrera universitaria, Papito conoce a Josefina Padilla Deschamps, en la residencia de una amiga común, con quien comparte ideales democráticos anti-trujillistas.

En 1944, conmemorando el Centenario de la Independencia, la Universidad de Santo Domingo pone en escena la obra teatral “La Viuda de Padilla”, famosa tragedia del dramaturgo español Francisco Martínez de la Rosa. Obra utilizada por los trinitarios independentistas para elevar el espíritu libertario de los dominicanos. En esta ocasión, al igual que los Trinitarios, se persigue enviar mensaje de denuncia sobre la realidad política y social que vivía nuestro país en esos momentos. En ella, Papito y Josefina representan los papeles protagónicos de la obra, e inician una relación de noviazgo, frustrada más tarde por el padre de Josefina quien pensaba que sus estudios, recién iniciados en la facultad de medicina, y un noviazgo eran incompatibles.

Un año más tarde Papito se casa con Carmencita Pérez Castillo, procreando 3 hijos: Rafael Augusto (Utho), Carlos Luis (Bibi) y Virginia Alexandra (Xandra). Después de 13 días del nacimiento de la última, Carmencita fallece. Transcurrido algo más de un año, Papito se reencuentra con Josefina y el 24 de Septiembre de 1950 contrae matrimonio por segunda vez. Con Josefina Padilla, procrea cinco hijas más: Nora Elizabeth (Lizzie), Eulalia Josefina (Laly), Yma, Laura y Angelina (Angie). Formando así una extensa y unida familia de ocho hijos.

En el año 1953, funda la primera empresa cinematográfica del país: “Cinema Dominicana”. La misma, inicia sus trabajos con una serie de documentales, trece en total, dirigidos por el cubano Pepe Prieto y destinados a promover el desempeño de las Secretarias de Estado del gobierno. El resultado final del trabajo, presenta la miseria y carencias del pueblo en esos años, contrastando con la opulencia exhibida por la familia Trujillo. Obviamente, esto no agrada al dictador y en consecuencia se ordena el desmantelamiento de la productora y la salida del país de los colaboradores extranjeros. A partir de este hecho se generan dudas sobre la adhesión de Papito al régimen.

Además de ejercer como profesional del derecho, formando parte de uno de los bufetes más prominentes de la época, el “Bufete de Abogados Rafael Augusto Sánchez”, Papito, fungió como profesor de Historia y Geografía en el colegio de los hermanos de “La Salle”, donde no desaprovechaba oportunidad para sembrar en sus estudiantes ideales de justicia y libertad. Se recuerda una ocasión en que Papito cerró la puerta del aula, escribió en la pizarra la palabra “Democracia” diciéndoles a sus alumnos que: “el país no conoce esa palabra y yo voy a explicársela”.

Rafael Augusto Sánchez Sanlley (Papito) fue miembro de un grupo de civiles y militares que de forma clandestina complotaban contra el régimen. Entre ellos estaban el mayor Antonio Mueses, quien fuera guarda-espaldas de Trujillo, Bienvenido Mieses, Tte. Antonio Rojas, (Toñin) y el más tarde coronel José María Lora Fernández. Se unió al grupo por considerar que no era posible deshacerse de Trujillo por medios democráticos. Varios planes fueron urdidos, incluso el de asaltar el palacio de gobierno con el dictador dentro. Este fue desestimado por riesgoso. No obstante, continuaron con sus propósitos libertarios, pero antes de llevarlos a cabo, el grupo supo que a los organismos de inteligencia del régimen, se había filtrado información sobre sus actividades.

Una noche, reunidos Toñín, Bienvenido y Papito en un restaurante de la capital, dilucidaron la delicada situación, donde tanto ellos como sus familiares corrían serio peligro. Algunos de los miembros optaron por el exilio, entre ellos Toñin Rojas y Bienvenido Mieses. Papito en persona los condujo a la Embajada de Venezuela para solicitar asilo. Pretendieron convencerle de quedarse con ellos, pero este no accedió, argumentando que debía continuar la lucha desde el país y que nunca dejaría su familia a merced del tirano.

La mañana siguiente, Papito, quien estaba bajo sospechas, fue llamado a las oficinas del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), donde es sometido a interrogatorio. Después de aparentemente convencerlos de desconocer el hecho, estos lo comprometen a visitar la Embajada para hablar con los asilados y persuadirlos de abandonar la sede diplomática, garantizándole respetar sus vidas. Papito se encuentra con ellos y les reitera que debían permanecer allí.

Papito también tuvo contacto y participación en reuniones, con quienes posteriormente fueron los ajusticiadores del tirano Rafael Leónidas Trujillo, entre ellos Salvador Estrella Sadhalá. Cuenta Don Tomas Báez Diaz, en su libro “En las Garras del Terror”: “En el mes de junio de 1959, en el momento a que hago referencia, tanto Juan Tomás como Antonio de la Maza habían hecho diferentes contactos con prestantes ciudadanos para la organización de un movimiento que librara al país de la tiranía. En el año anterior conduje al Dr. Homero Hernández Almánzar (cuñado de Papito) a la finca de mi primo Modesto Díaz, situada en Villa Mella, para entrevistarse con él y Juan Tomás. Luego, acompañado del Dr. Hernández Almánzar, visité al Licenciado Rafael Augusto Sánchez”.

El 14 de Junio de 1959, un grupo de patriotas del exilio, llegan al país por Constanza y las playas de Maimón y Estero Hondo, con el propósito de poner fin a la dictadura. Entre los expedicionarios se encontraba Guillermo Augusto Sánchez Sanlley, hermano menor de Papito, quien desembarcara con el grupo de Estero Hondo, muriendo allí en combate.

La expedición fue aniquilada y días después, los esbirros del régimen organizan un mitin en rechazo a la invasión. Papito fue presionado para pronunciar un discurso en desagravio a Trujillo, a lo que se niega, y a los pocos días de estos acontecimientos fue apresado. Ante los hechos, su padre, presenta renuncia irrevocable al cargo de Senador, prometiendo jamás aceptar cargo alguno al servicio de la tiranía. El bufete de abogados fue virtualmente cerrado ya que la clientela estuvo forzada a abandonarlo. El Lic. Sánchez Ravelo renuncia a su vida pública.

Después del apresamiento de Papito, la familia, desconoce su paradero. Posteriormente se entera de que fue conducido a la cárcel de “La 40”, lugar siniestro, ideado por el régimen, para someter a torturas atroces, a toda persona opositora o vinculada a cualquier enemigo de la dictadura, con el fin de sacarle alguna confesión. Luego, por información de allegados a presos políticos, su esposa conoce que había sido trasladado a la cárcel de “La Victoria”. Cada jueves, día de la semana asignado para visitas a los presos políticos, Pupito acompañaba a Josefina y alguno de sus hermanos y hermanas al penal, con la esperanza de ver a Papito, porque se tenía la experiencia de que a veces, los detractores del régimen, llevaban tiempo detenido sin que se notificara a la familia. Durante nueve meses se recibió la negativa de que se encontrase en “La Victoria”. De igual manera, su esposa, generalmente acompañada de su cuñada Virginia, se apersonaba día tras día, al Palacio de Justicia de Ciudad Nueva, esperando ver llegar a su familiar en el autobús que cada día traía a los detenidos para ser juzgados.

Un día, le vieron bajar del vehículo, entre los presos que serían “enjuiciados”. A pesar de su estado físico, la impresionante delgadez y palidez cerúlea que presentaba, fue de gran alegría ver a su hermana, esposa e hijos después de tantos meses. A partir de ese momento le permitieron visita todos los jueves en el penal, a las que Josefina generalmente se acompañaba de los hijos, su cuñado Pupito y algún otro de los hermanos de Papito. Hubo jueves, en que de forma arbitraria las suspendían como manera de mortificar tanto al detenido como a familiares.

Cuando fue llevado a juicio, en un primer momento, se le formularon los cargos de: “atentar contra la seguridad del estado” y por “adoctrinamiento comunista a jóvenes”. En apelación fue descargado. La familia se dirigió al penal de “La Victoria”, esperando su liberación, sin el resultado esperado, alegando las autoridades, que el preso tenia nuevos cargos.

En prisión, Papito, se encargaba de mantener en alto el espíritu de sus compañeros. Así lo expresa el testimonio del ingeniero Marcos Román, al conmemorarse los 40 años de su desaparición física, en artículo publicado en el periódico Hoy del 1º de Junio del 2001 titulado “El Cazador” “Nunca pude verlo. No tengo idea de cómo era su rostro, pero el tono con que el exponía sus ideas sobre la vida, la libertad y la democracia todavía resuena en mis oídos. Su voz imponente y alentadora en aquellos días aciagos era esperada por todos como una sagrada comunión y se desplazaba ágilmente por entre aquellos barrotes de la ergástula trujillista donde nos encontrábamos. Ha sido un héroe y mártir olvidado del que poco o nada se ha dicho. Su nombre Rafael Augusto Sánchez Sanlley (Papito), pero durante nuestra prisión solamente lo conocimos con el seudónimo de “Cazador”.

“Este es un reconocimiento póstumo a mi personaje inolvidable de los días trágicos de mi paso por los horrores de las prisiones y centros de tortura de Trujillo…………..Era un hombre sumamente optimista y esa energía de optimismo él sabía perfectamente imprimírnosla a todos los que allí padecíamos. Esa prédica constante, casi sacerdotal, hizo que se convirtiera para mí en una especie de director espiritual por la fuerza y el aliento que yo sentía recibir de él.”

Se dice de pactos realizados, a través de contactos clandestinos con los organizadores de la conjura, que Papito tenía la misión, junto a Segundo Imbert Barrera, de promover un levantamiento de los presos de “La Victoria” y tomar la comandancia del centro carcelario. También se cuenta que al momento de conocer sobre el ajusticiamiento, lo divulga con la alegría de saber que se iniciaba la liberación del pueblo dominicano de la más férrea dictadura.

El 2 de junio, tres días después del ajusticiamiento de Trujillo, ocurrida el 30 de Mayo de 1961, se tiene la información de que, el general José René Román Fernández (Pupo), quien formara parte de la conjura y por temor a ser descubierto, ordena al coronel Horacio Frías, comandante del penal de “La Victoria, dar muerte a los reclusos Rafael Augusto Sánchez Sanlley y Segundo Imbert Barreras. La orden fue ejecutada por un grupo de sicarios dirigida por el capitán José Altagracia García.

Llevaron a los dos encarcelados a la finca “Haras Radhames”, donde comenzaron a propiciarles palos y les aplicaron torniquetes para ahorcarlos, los amarraron y colocaron en sendos sacos. Un quejido de Papito dentro del vehículo, advirtió que permanecía aún con vida. Los asesinos, optaron por ahorcarlo de nuevo con una soga a tal punto que le cercenaron la cabeza, para luego lanzarlos al mar detrás del puesto de Amet en la Autopista de Las Américas.

En el entierro del dictador, Pupo Román le informa a Ramfis Trujillo, hijo del tirano, que había ordenado la muerte de Papito y Segundo porque ellos se habían alegrado de la muerte del “Jefe” y lo habían celebrado. Se dice que Ramfis conversa con Balaguer sobre el particular no entendiendo el por qué de esos asesinatos. Le parecía sospechosa la actuación de Pupo. A partir de este acontecimiento, Ramfis mandó a investigar y dar seguimiento a su tío político, quien en ese momento fungía como Secretario de las Fuerzas Armadas. Ese hecho le costó las más horrendas torturas y consecuentemente la vida.

A los dos días del ajusticiamiento de Trujillo, como cada jueves, Josefina quiso llevar a la visita, a sus hijas Lizzie y Laly, vestidas con sus trajes de primera comunión, realizada ese día, para que su padre compartiera con ellas esa especial ocasión. Este encuentro familiar fue frustrado. Lizzie y Laly y sus hermanos, no fueron llevados esta vez a la Victoria por la situación política que se vivía. Esa visita fue la última en la que Josefina vio a Papito con vida. La familia desconocía el hecho de que al día siguiente, con apenas 39 años de edad, Papito, había sido asesinado. Josefina se mantuvo visitando el penal de “La Victoria”, hasta el mes de Noviembre de ese año, cuando se entera de lo acontecido.

En una ocasión, durante ese periodo, Josefina acompañada de Minetta Roques, visito al Dr. Balaguer en momentos que este fungía como presidente y la familia Trujillo aún permanecía en el país, con el propósito de conocer el paradero de Papito. Balaguer alegó desconocimiento del mismo, pero Minetta, al salir de su despacho, escucho cuando este comentó a su asistente: “Y que pretende esta, que yo reviva un muerto?”.

Josefina, sabiendo que su esposo no volvería, ofreció una misa en la iglesia de la Altagracia por el sufragio de su alma, vistió de luto y a sus pequeñas hijas de blanco, argumentándoles haber hecho una promesa por el regreso de su padre.

No se supo cuándo, dónde ni como murió Rafael Augusto Sánchez Sanlley, hasta el año 1962, cuando su primo y hermano de crianza, Rafael Ramón Ellis Sánchez (Pupito), acepta el cargo de Director de Seguridad Nacional, en el gobierno del Consejo de Estado, con el propósito principal de investigar la realidad de los hechos y brindar a su familia la oportunidad de cerrar ese doloroso capítulo de vida.

Rafael Augusto Sánchez Sanlley fue hombre de valores morales incuestionables, Así lo demostraron los hechos. El hogar Sánchez Padilla y el bufete de abogados se convirtieron en centros activos de reuniones anti-trujillistas. A veces cuando sus osadas ideas ponían en peligro su vida, su esposa le recordaba que tenía 8 hijos y podían quedar sin padre, a lo que el respondía: “Es por el futuro de ellos que lo hago” Hijo, esposo, padre amoroso y tierno, amigo solidario. Obsesionado por ver crecer a sus hijos en un país de libertades democráticas. Esperanzado en la victoria del pueblo, nombra a su hija menor nacida en 1959, Angelina Victoria, por intuir que la victoria estaba cerca.

Rafael Augusto, su hijo mayor, tiene en su recuerdo las palabras de su padre: “como eres el mayor, quiero que sepas que estoy luchando por la liberación de este pueblo y que puedo desaparecer. Si desaparezco y no me vuelven a ver, tú tienes que seguir la lucha que yo inicie”.

Una importante y céntrica calle del sector Piantini y Naco lleva su nombre. Rafael Augusto Sánchez

Texto: Rafael A. Sánchez (hijo)


Caregoría: Biografías dominicanas

Fuentes: Historia Dominicana en Gráficas, https://www.facebook.com/historiadominicanaengraficas