Diferencia entre revisiones de «Inmigración japonesa en República Dominicana»

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Revisión actual del 21:59 17 may 2020

Por Valentina Peguero, © 2015

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón estima que en octubre de 2013 unos 800 residentes de ascendencia japonesa tenían la ciudadanía dominicana y otros 873, la ciudadanía japonesa. En total, 1673 nikkei vivían en la República Dominicana.

Siendo una nación mayormente mulata, tanto racial como étnicamente, la República Dominicana es una sociedad heterogénea. A esta heterogeneidad, se suma la llegada de más de 1500 japoneses que se mudaron a la República Dominicana entre 1956 y 1959. De acuerdo con The Japan Statistical Yearbook de 1989, la presencia de inmigrantes japoneses en la República Dominicana es única porque de todos los países caribeños, la República Dominicana es el único país donde los inmigrantes japoneses han llegado como colonos.

La presencia de los inmigrantes japoneses en país caribeño se puede trazar al establecimientode las relaciones entre Japón y la Republica Dominicana, las cuales se iniciaron a través del comercio a mediados de 1930. Gradualmente, Japón se convirtió en un buen cliente de la República Dominicana al importar azúcar en grandes cantidades. A partir de este y otros intercambios, en 1956 se celebró un acuerdo entre Japón y el gobierno del dictador Rafael Trujillo, quien ejerció el poder entre 1930 y 1961, para traer japoneses al “Paraíso del Caribe”, como así llamaban los voceros del régimen al país.


El acuerdo dominicano y el acuerdo japonés

Expertos y funcionarios de Japón visitaron la Republica Dominicana con el fin de evaluar las características y condiciones de los lugares donde se establecerían las colonias. Luego de extensas conversaciones y negociaciones, los dos países acordaron que el gobierno dominicano tenía la obligación de proporcionar: 1) una casa amueblada por familia; 2) hasta 300 tareas de tierra por familia (un acre en los Estados Unidos es equivalente a unas seis tareas en la República Dominicana); 3) sesenta centavos por día para cada miembro de la familia (en 1956, un peso dominicano era equivalente a un dólar estadounidense) y 4) exoneración de impuestos gubernamentales a los artículos que los inmigrantes trajeran de Japón.

A su vez, el gobierno japonés se encargaba de: 1) la selección de los inmigrantes; 2) los gastos de transporte, incluyendo un viaje de ida y vuelta en caso que alguien deseara regresar y 3) la supervisión de las instalaciones y los asentamientos de los colonos.

Las obligaciones de los inmigrantes eran: 1) pagar 150 yenes por su traslado; 2) trabajar y cultivar la tierra; y 3) respetar y cumplir las leyes dominicanas.

Los primeros inmigrantes japoneses llegaron a la República Dominicana el 26 de julio de 1956, a bordo del vapor Brazil Maru. Funcionarios del Ministerio de Agricultura de la República Dominicana así como miembros del cuerpo diplomático japonés dieron la bienvenida a 28 familias, siendo un total de 186 personas. Después de un recorrido por Ciudad Trujillo, como así se le llamaba a la capital en aquel entonces, los inmigrantes fueron trasladados a La Vigía, a unos siete kilómetros de la ciudad de Dajabón, donde se estableció el primer asentamiento de colonos japoneses.

Posteriormente, llegaron otros grupos. Al final, entre 1956 y 1960, llegó un total de 249 familias (1320 inmigrantes).

Cronología de la inmigración japonesa en la República Dominicana

FECHA 	CANTIDAD
Julio 1956 	186
Octubre 1956 	157 
Diciembre 1956 	72 
Marzo 1957	151 
Noviembre 1957	61 
Diciembre 1957	150 
Enero 1958	88 
Mayo 1958 	158 
Junio 1958 	174 
Junio 1959 	92 
Septiembre 1959	31
TOTAL 	1,320 

AÑO	1956	1957	1958	1959
TOTAL	415	362	420	123
Fuente: Harvey Gardiner, La política de inmigración del dictador Trujillo, 218-219. Las figuras también están disponibles en El Caribe, el cual publicaba noticias 
referentes a la llegada de los inmigrantes que arriban en cada barco.

Ubicación de las colonias

Como se muestra a continuación, seis de las ocho colonias fueron establecidas a lo largo de la frontera con Haití. Las otras dos, Jarabacoa y Constanza, fueron ubicadas en las fértiles tierras de la región del Cibao en La Vega. Todas las colonias estaban destinadas para la producción agrícola, salvo Manzanillo, que fue escogida como empresa pesquera.

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Mapa de la ubicación geográfica de las colonias. (Comité Ejecutivo de la Conmemoración del Cincuentenario de la Inmigración de Japoneses al País Dominicano. El Paraíso del Caribe: Medio siglo de alegría y tristeza. Hoy día todavía nos encontramos vivos aquí. La Vega: Impresora Universal, 2006.) La ubicación de seis de los asentamientos a lo largo de la frontera con Haití, respondía, parcialmente, al plan del gobierno dominicano para poblar la zona de la frontera con nacionales y extranjeros (españoles, húngaros y japoneses) para prevenir la infiltración de los haitianos.

Producción agrícola y proyecto pesquero

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Familia inmigrante en la colonia de Plaza Cacique en 1958. (Revista de Agricultura #220-221, septiembre-diciembre de 1957).

La horticultura, en mayor o menor escala, fue el cultivo común de todas las colonias japonesas establecidas en la República Dominicana. Dos meses después de la llegada de los pioneros en La Vigía, la prensa dominicana informó que los inmigrantes habían sembrado una gran variedad de vegetales, incluyendo cacahuate, arroz, maíz y batatas; además de frutas y tabaco. Posteriormente, los medios de comunicación destacaron también la producción de vegetales y flores en Constanza y Jarabacoa y logros en otras colonias.

Impresionados por la producción de la colonia en Dajabon, los funcionarios del gobierno dominicano y los diplomáticos japoneses visitaron a los inmigrantes para felicitarlos por sus esfuerzos. Entre los visitantes figuraban Kenkichi Yoshida, Ministro de Japón en la República Dominicana y Luis Mercado, Secretario de Agricultura dominicano. El rápido progreso alcanzado por los inmigrantes motivó la primera visita del Presidente Rafaél Leonidas Trujillo Molina a la Vigía, a finales de noviembre de 1956. La visita resaltó los logros obtenidos, lo cuales eran evidentes, pero no se hizo alusión a los inconvenientes y problemas que confrontaban los inmigrantes, entre ellos falta de tierra y agua. En las otras colonias, particularmente las establecidas en la frontera sur con Haití, los inmigrantes tuvieron grandes dificultades para cultivar lo que plantaban. Sin embargo, cultivaron tabaco, soya, café y otros productos.

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Primera visita de Trujillo a La Vigía. Cortesía de Fukutsuchi y Shigedo Yamamoto.

Asimismo, los inmigrantes intentaron desarrollar la industria pesquera. En octubre de 1956, se enviaron cinco familias de pescadores a Manzanillo, uno de los mejores puertos en la costa norte de la isla. Dos meses después de su llegada, los inmigrantes habían obtenido más de cinco mil libras de pescado [aproximadamente más de 2267 kg]. Dos años más tarde, el diario El Caribe (28 de febrero de 1958),informó que los pescadores "estimularon una floreciente industria pesquera" y abastecían de pescados y mariscos a la región del Cibao.

Problemas

  1. A pesar del éxito inicial, todos los inmigrantes japoneses pasaron por diversos problemas que limitaron o dificultaron la producción. Algunas dificultades fueron graves:
  2. La mayoría de los asentamientos estaban ubicados en áreas de cultivo con suelos pobres y con escasez de agua.
  3. Las vías de transportación que conectaban las colonias con las comunidades próximas y el mercado externo se encontraban en condiciones muy precarias.
  4. El tamaño de tierra prometida fue menor que la tierra que recibieron.

E El proyecto pesquero no logró cumplir con los objetivos debido a diversas dificultades, como: 1) falta de mercado y de electricidad; 2) los barcos que trajeron a los inmigrantes no eran los adecuados para la pesca en aguas abiertas del Océano Atlántico y; 3) el suministro de pescado no era renovable. Se podía pescar en un lugar solo una vez.

Los problemas se intensificaron después de la muerte de Trujillo en 1961. Durante el periodo de transición de dictadura a democracia, la inestabilidad política y la inseguridad social produjeron un estado caótico que alteró el modo de vida. En medio de la turbulencia, los dominicanos mostraron resentimiento contra el avance económico de algunos japoneses. Ante esta situación, sumada a la falta de apoyo por parte del gobierno japonés, se exigió la repatriación o reubicación en otros asentamientos latinoamericanos. Para 1962, se repatriaron 672 de los japoneses a Japón y se reubicaron a 377 en América del Sur.

Exigencias legales y reclamos

Otra característica distintiva de la presencia de japoneses en la República Dominicana es la demanda que presentaron los inmigrantes contra el gobierno japonés, por alentar la inmigración de sus ciudadanos a un país incapaz de satisfacer los objetivos de los inmigrantes. Esta iniciativa se considera como la primera vez que inmigrantes oriundos de Japón llevan a su gobierno ante un tribunal por no proporcionarles una adecuada reubicación.

Después de una serie de litigios y reclamos individuales y colectivos, en 1985 los inmigrantes iniciaron un proceso legal, demandando resarcimiento por los daños y sufrimientos padecidos. También solicitaron una pensión y seguro de salud. Sus abogados presentaron el caso ante el Tribunal de Justicia de Japón el 18 de julio de 2000. En 2006, el tribunal emitió una sentencia que reconocía la responsabilidad del gobierno, pero rechazó la solicitud de indemnización, argumentando que los demandantes habían perdido su derecho a solicitarla, porque ya había pasado más de 20 años desde que comenzó la inmigración. Posteriormente, aunque no todos los inmigrantes aprobaron los procedimientos, ambas partes llegaron a un acuerdo.

Innovaciones

A pesar de las dificultades, la presencia japonesa y sus iniciativas en la República Dominicana produjeron cambios que transformaron la sociedad dominicana y aportaron diversidad a la cultura nacional. Los inmigrantes trajeron consigo prácticas y metodologías más avanzadas de agricultura, incluyendo el uso de fertilizantes e insecticidas, así como tecnología y maquinarias innovadoras. Entre las novedades se destaca el desarrollo de una nueva variedad de arroz llamada Tanioka, en honor a Yoshichi Tanioka, quien desarrolló la técnica para producir plantas híbridas que fueran más adecuadas para las condiciones climáticas del país.

Además, los japoneses introdujeron alimentos que hasta ese entonces eran desconocidos y, en cierto modo, se puede decir que los inmigrantes provocaron una revolución en la dieta dominicana. Por ejemplo, el distinguido apio que, por su escasez y alto precio, era considerado como un alimento para ricos, produjo un cambio radical. Después de la llegada de los inmigrantes japoneses, el vegetal forma parte de la cocina dominicana.

El uso de máquinas eléctricas para producir harina de pescado y un triciclo para transportar los productos fueron dos novedades en la pesca. Otra innovación fue la introducción de redes de pesca provistas de luces fosforescentes que atraen a los peces durante la noche. Esta técnica se ha convertido en una práctica común para los dominicanos. Según Guillermo Sánchez, agrónomo (entrevistado por la autora en julio del año 2000), uno de los legados de mayor importancia de los pescadores japoneses a la comunidad dominicana fue el desarrollo de la acuacultura, un sistema que implica la cría de peces y mariscos en áreas cerradas o estanques.

Asimismo, los inmigrantes contribuyeron a mejorar los medios de transporte utilizando motocicletas para trasladarse desde las colonias hasta el mercado y otros lugares. Poco a poco, los dominicanos imitaron a los japoneses y aportaron una nueva dimensión, al utilizar estos vehículos para el transporte de pasajeros en todo el país. La iniciativa es conocida como motoconcho.

Interacción y aculturación

A primera vista, cuando se compara a Japón con la República Dominicana, ambas naciones parecen estar alejadas una de la otra (no solo geográficamente) y es difícil percibir un vínculo común entre ambas. Además de la diferencia entre la cultura occidental y oriental, la distancia económica también es clara: Japón es un país desarrollado e industrializado, mientras que la República Dominicana es agrícola y subdesarrollado.

Sin embargo, a pesar de las diferencias, se debe notar que existen similitudes entre ambos países. Entre otras cosas, los japoneses y dominicanos comparten la tradición de comer arroz todos los días y jugar o ver jugando béisbol. El arroz es un componente esencial de la comida japonesa y uno de los principales alimentos de la dieta dominicana.

El juego de pelota es un pasatiempo nacional en Japón y en la República Dominicana. Revigorizando el nexo deportivo, bajo la dirección del inmigrante Mitsunori Ueno, se fundó la Academia de Baseball Hiroshima Toyo Carp en 1984. La entidad se dedica a entrenar a jóvenes que tienen el potencial de convertirse en buenos jugadores. Los seleccionados tienen la oportunidad de ir a Japón a continuar el entrenamiento y, eventualmente, convertirse en profesionales. En efecto, entrenados en la Academia, famosos peloteros dominicanos en los Estados Unidos, como Timoniel Pérez, Alfonso Soriano, Robinson Pérez Checo y otros, han jugado en la liga japonesa de pelota.

Además, en ambas culturas, el cuidado de las personas mayores, en particular los padres, abuelos y tíos, es, por lo general, una responsabilidad asumida por miembros de la familia. Partiendo de esta afinidad, se puede decir que la organización de la familia ayudó a facilitar el proceso de aculturación porque sirvió a los inmigrantes para ver reflejos de su cultura en los hogares dominicanos.

En base a estos y otros denominadores comunes, ambos grupos han desarrollado fuertes vínculos de amistad y cooperación. Asimismo, los matrimonios interraciales han dado lugar a la formación de nuevas familias, los dominicanos-japoneses nikkei o japoneses-dominicanos nikkei.

Establecidos en diferentes localidades del país, ya sea como estudiantes o profesores, se destaca su presencia en diferentes centros educativos: primarios, secundarios y universitarios. Esta presencia en recintos escolares es una indicación de que la comunidad japonesa convive y trabaja junto a los dominicanos. Otra indicación de la interacción entre ambos grupos es que los dominicanos han asimilado técnicas agrícolas, pesca, jardinería y practicas deportivas, como judo, y creencias religiosas, entre ellas budismo y Soka Gakkai japonesas. A su vez los japoneses han incorporados patrones de vida dominicana a su modus vivendi que incluye lenguaje, alimentos y diversiones.

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Oficiales de ascendencia japonesa que forman parte de las fuerzas armadas dominicanas. De izquierda a derecha, aparece el coronel Koji Maruyama Maruyama del ejército, el coronel Minoro Matsunaga de la policía; y Kensuke Ueno y Taichi Ueno de la marina. Los oficiales acompañaron al presidente Hipólito Mejía en su visita a Japón en 2002. (Listín Diario. 27 de noviembre de 2002.)

Conclusión

En el año 2015, los inmigrantes japoneses y sus descendientes están ejerciendo diversos trabajos y profesiones en todos los sectores de la sociedad dominicana. Los miembros de la comunidad japonesa trabajan en diversas empresas independientes, privadas y publicas. Muchos se han destacado en el comercio internacional de frutas, vegetales y flores. Otros son reconocidos por su trabajo de gran calidad en el servicio de reparación o en la venta de autos. También se distinguen por el empleo de alta tecnología en diferentes sectores de industria, comercio y áreas profesionales.

Cierto que la mayoría de los inmigrantes dejaron la República Dominicana debido a la frustración, pero muchos de los que se quedaron alcanzaron progreso económico, posiciones sociales, respecto y admiración.

Por último, cuando me invitaron a realizar una presentación en la convención, COPANI 2015, celebrado en Santo Domingo entre el 7 y 9 de agosto de 2015, decidí aprender un poco más acerca del origen del término nikkei. Entre otras cosas, aprendí que la definición y aplicación del término proviene de un estudio titulado Proyecto Internacional de Investigación Nikkei, que tomó tres años de estudio y en donde participaron más de 100 investigadores provenientes de 14 instituciones que, de una u otra manera, ofrecieron su apoyo al proyecto. Estos datos reforzaron mi deseo de trabajar en la segunda edición del texto sobre la inmigración japonesa a la República Dominicana, que espero será publicado en el año 2016, al conmemorarse el 60.º aniversario de la llegada de los inmigrantes japoneses a la República Dominicana.

Referencias

  • Comité de la Asociación Dominico-japonesa. Pioneros en una isla del Caribe: Historia del XXV aniversario. Tokio: Kodansha Publication, 1991.
  • Comité Ejecutivo de la Conmemoración del Cincuentenario de la Inmigración de Japoneses al País Dominicano. El Paraíso del Caribe: Medio siglo de Alegría y Tristeza. Hoy día todavía nos encontramos vivos aquí. La Vega: Impresora Universal, 2006.
  • Despradel, Alberto. La migración japonesa hacia la República Dominicana. Santo Domingo: Editora de Colores, 1996.
  • Gardiner, C. Harvey. La política de inmigración del dictador Trujillo. Estudio de la creación de una imagen humanitaria. Santo Domingo: Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, 1979.
  • Horst, Oscar y Katsuhiro Asagiri. “The Odyssey of Japanese Colonists in the Dominican Republic,” The Geographical Review, 90, 3 (July 2000): 335-358
  • “Japón pide perdón a los nipones que emigraron a RD en los 50”. Diario Libre, 22 de julio de 2006.
  • Masterson, Daniel M. and Sayaka Funada-Classen. The Japanese in Latin America. Urbana: University of Illinois Press, 2004.
  • Peguero, Valentina. Colonización y política: los japoneses y otros inmigrantes en la República Dominicana. Banco de Reservas. Santo Domingo: Alfa y Omega, 2005.
  • Immigration and Politics in the Caribbean: Japanese and Other Immigrants in the Dominican Republic. Coconut Creek, Fla.: Caribbean Studies Press, 2008.
  • Rippy, J. Fred. “The Japanese in Latin America,” Inter-American Economic Affairs 3:1 (Summer 1949): 50-65.


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